martes, 30 de marzo de 2010

Censuras sin fronteras, y a la carta.


No se si será cosa de este hipócrita país de cagatintas y del talante extremo en el que todo lo que huela a honor, virilidad, disciplina, lealtad, etc... son cosas de fachas. No sé si, por contra, esa estupidez mayúscula del calibre 50 es cosa generalizada en un mundo que, soplapolleces ibéricas con denominación de origen a parte, se amaricona a marchas forzadas fruto de su asquerosa hipocresía mientras se sigue lucrando con la muerte, el hambre y demás desgracias, siempre ajenas claro, que el mundo mundo se acaba donde acaba occidente.


El caso es que no sé si será por todo eso, pero es alarmante el nivel al que se está llegando en este puto país (insisto, ignoro si en el resto del globo será la misma película, imagino que sí. En todas partes cuecen habas) el tema de la censura. Películas, videojuegos, y supongo que lo mismo ocurrirá con libros etc, aunque en ese caso pienso que será más dificil de poner de manifiesto. Aunque, eso sí, un puto moro maricón hijo de puta puede escribir un libro para que otros mamarrachos como él puedan calentar a gusto a sus mujeres sin dejar rastro de su patética cobardía. Sólo le faltó, creo, incluír ilustraciones al cabrón.

Por lo que a mí respecta puedo hablaros de cine y videojuegos, que es de lo que más sé a este respecto. Y lo mejor será ilustrar con ejemplos lo más claros posible. Empecemos con el cine. Bueno, conviene decir que lo que es objeto de censura siempre suele ser lo mismo. Hasta el punto de que nos hemos acostumbrado a ver hordas de energúmenos crujiéndose a espadazos, pero, eso sí, con espadas que no cortan y cuyo efecto no va más allá del que tendría un simple y triste palo. Y uno piensa 'joder, apuesto mi ridículo sueldo estatal a que si Aragorn hubiera sido un personaje real habría acabado, cada vez que sacaba a relucir su maravilloso espadón, hasta las cejas de zumo de orco. Como buen friki, me gusta El Señor de los Anillos. El libro y las pelis. Y me jode enormemente que una historia llena de crudeza y violencia la hayan pasado por el tamiz de lo políticamente correcto (odio utilizar esa puta expresión, pero las cosas como son) y la hayan convertido en un cuento para los niños de hoy. Tan descafeínados ellos.


Hace poco leí un artículo sobre la nueva versión del Hombre Lobo en el que alguien mencionaba que es de agradecer que una historia como esa no haya recibido el 'No recomendada para menores de 7 años', como ha ocurrido con la Jungla 4 y tantas otras. Joder, de niño mi padre me impedía ver ciertas cosas, como es lógico. Aunque recuerdo con total claridad que no contaría más de 8 años cuando nos quedamos mi hermano pequeño y yo solos una noche que mis padres salían y que esa noche nos tragamos de la A a la Z 'Conan el bárbaro'. Sí señores. Con un Arni matando a un buitre del temaño de Tejas de un bocado, o medio decapitando, medio arrancando la cabeza, tras un par de machetazos bien dados con un trozo (lo que quedaba) de la espada de su padre al malvado Tulsa Doom. Seamos sinceros, hoy día esa misma escena no pasaría de un movimiento hiper veloz del prota y acto seguido el sonido de algo que golpea el suelo. El supuesto melón del agraviado. Todo muy limpio y cívico. Muy de ahora y con mucho talante. Yo ví aquella escena innumerables veces. Con todo su zumo de villano y cada uno de los 'jugosos' sonidos que el acto conllevaba. Y el recuerdo que me quedó fue que tras tantos años y peripecias lo importante era dar matarile al malo con lo que quedaba de la espada que vió forjar a su padre. Y, he me aquí. Sin traumas ni secuelas psicológicas irreversibles.
En las fotos podeis ver claramente la diferencia entre el viejo Arni y el nuevo intento de Conan (foto de Stargate Atlantis). Espero que al menos le quiten las putas rastas, que con esa pinta de 'jipi' fijo que en lugar de decapitar enemigos, dialoga con ellos... Y conste que he sido justo y he colgado una foto del Jason Momoa este en plan durillo. Porque en la mayoria que he encontrado tenía una pinta de 'new kid on the block', de pijiguay multicolor, que costaba contener las arcadas.






Pero claro, volviendo al tema, aquí a un 'colgao' se le va la chapa y se pasa a la familia por la katana y en lugar de pensar que quizá vivía en un entorno jodido de verdad, o que simplemente el chaval estaba para encerrarlo y tirar la llave, se hace un asociación de ideas propia de un chimpancé. Ya puedo imaginar al poli de turno entrando en la escena del crimen y encontrandose sobre la mesa la prueba decisiva del caso. La carátula del Final Fantasy VIII. Y, como de costumbre, cuando se trata de desprestigiar el sector videojueguil (aunque ahora que da de comer a muchos españolitos supongo que ya no serán tan malos), los cantamañanas encorbatados de los telediarios no tardaron en hacerse eco de tan solemne investigación. Y así se informó a la gran masa de subnormales que pueblan este viejo país. Efectivamente, toda la culpa del trastorno que sufría el chaval era de dicho videojuego, el cual trataba, y cito palabras textuales de cierto presentador que se grabaron a fuego en mi memoria, de recorrer el mundo asesinando gente. No podía dar crédito cuando escuché aquella sarta de embustes fruto, quiero suponer, de una ignorancia galopante, toda vez que la trama de ese FFVIII, como la de casi todos los FF habla, y ensalza, valores como la amistad, la lealtad y, sobre todo, el amor. Os lo juro. Coño, si ese es precisamente el motivo de que dejaran de gustarme esos juegos. Demasiado pasteleros y empalagosos para mi gusto. Y todos aquellos con quienes se las ve el protagonista o son malignos demonios o, terminado el combate se arrepienten de haber sido malos y se acojen a todos esos valores, y se unen a la pandilla de la alegría. Como lo digo. Ese es el juego que provocó aquella tragedia en Orihuela. Ahora cualquier juego que tenga que ver con espadas, si un chaval de 13 años quiere tenerlo tendrá que ir su padre a comprarlo. Señores, tanto el Cid Campeador (¡el Cid era un campero! ¡a la hoguera con él!) como Jaime I el Conquistador llevaban espadones del carajo colgados del cinturón. Y no eran para usarlas como muletas. Y, bueno, no hablemos ya de GTA's...


Desde aquí, permitidme el inciso, quisiera también hacer un llamamiento a programadores y desarrolladores. Chicos, gracias por vuestro trabajo, pero por favor, no lleneis los juegos de luces multicolor cada vez que nuestro protagonista menea su espadón. En serio, podriais hacer como se hizo en su día con Bloody Roar. Una versión para los flanders y alérgicos a los mamporros, y otra para quienes buscamos un poco más de realismo cuando un tipo deja caer 20kg de acero sobre todo indeseable que se interpone entre él y la liberación del mundo. O del universo, tanto monta.


Y así, que un tipo pretenda, por poner un caso, rescatar a su hija de unos terroristas que además pretenden llevar a cabo un atentado, a base de hostias mal. Muy mal. Uy uy uy, eso hay que revisarlo. No sea cosa que el padre en cuestión vaya a usar una violencia desproporcionada respecto de la empleada por los malos. Por no hablar de la agresión verbal y posibles comentarios fascistas. A ver si a estas alturas vamos a caer en la mala costumbre de faltar por faltar, y se nos va a ofender el terrorista. Eso sí, putas, yonkis, maricones tan esperpénticos como irreales y demás fauna que puebla el cine ibérico es el pan nuestro de cada día por estos lares. Así esta nuestro cine de mierda. Tan de mierda que quieren imponerlo por ley para que el puto sindicato de la ceja (esos ahora, que luego serán los otros) pueda mantener su nivel de vida y así poder pasar las tardes que toque sujetando alguna pancarta con cualquier soplapollez escrita. Soplapollez que, todo sea dicho, me juego el huevo izquierdo a que ni siquiera saben de qué va. Y en este punto me voy a permitir excluír a mi querido y admirado Antonio Banderas del conjunto de actores españoles 'implicados' con los temas de hoy. Temas que, a la postre, no pasan de 'arréglame lo mío' y húndase el resto. Es decir, que de lo que se trata es de quién cuida de sus intereses. O sea, simple y asquerosa política.
Como decía, el Sr. Banderas es, al contrario de la mayoría de personajillos que pueblan nuestro producto nacional cinéfilo, un tio que lo hace a uno sentirse orgulloso de ser español. Y me la suda lo facha que suene. Un tio prudente y con una clase que ya quisieran muchos 'compañeros' del gremio (vease 'como mola mi pistola'. No digo ná y lo digo tó).


Otro ejemplo también bastante evidente, volviendo al tema de las censuras a la carta, es el de los animes. Aún recuerdo como si fuera ayer a un joven Seiya estampando su cabeza contra el escudo del caballero del dragón, llenando de sangre todo el puto ring. Lo mismo que recuerdo al mismo Seiya, en el episodio siguiente, arriesgando su vida por salvar la del mismo caballero del dragón. Y encima aprendí más sobre mitología griega que en toda mi vida académica (la educación en este país da para otras cien entradas). Nunca he visto al pollo ese amariconado de color amarillo, picachu creo que se escribe, en acción, pero estoy casi seguro de que nunca tuvo que afrontar la muerte de sus amigos. Muerte muerte. De la que uno ya no se levanta. No todos tienen una lagartija voladora que los resucita una y otra vez hasta el cansinismo más cansino imaginable. Y de que no ha roto un plato en su vida. No digamos ya la cara de alguien hostias mediante. Las imágenes hablan por sí solas...














No me extrañaría que el pollo amarillo ese estuviera triste porque le ha dejado su chica, o se viera en la tesitura de tener que reprender a un amigo que se ha portado mal...


Bueno, por hoy ya basta. Suerte que aún nos quedan Alucard's, Kratos's, Castigadores, etc que si no ya me veía yo a dando de comer a la memez esa del tamagochi en vez de repartir justicia a lo largo y ancho de universos enteros...

Saludos!

1 comentario:

  1. No puedo estar más de acuerdo en todo tío..., menos mal que hoy en día mucha gente como de los videojuegos.
    A ese periodista, que debería volver a hacer la carrera enterita, deberían de haberle dicho cuatro cositas por semejante metedura de pata.

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